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GUERRA EN TU MENTE…

¡Estamos en Guerra!
¿Como Vamos A Ganar Una Victoria Inmerecida?
 

 

¿Se siente indigno, miserable, impotente y perdido? ¡Si es así, deseamos ofrecerle animo y esperanza! Las palabras de Jesús aplican para usted: “Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

¡Amor Practico!

¿Alguna vez ha considerado el gran amor que Jesús ha demostrado -para salvarlo a usted y a nosotros? La Biblia nos lo presenta así: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eternal” (Jn. 3:16). Uno de los discípulos de Jesús, Juan, que experimentó el amor en su propia experiencia, nos lo describe así: “En esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado á Dios, sino que él nos amó á nosotros, y ha enviado á su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10). ¡Que amor! Jesús ofreció Su propia vida para que nosotros podamos tener un futuro, esperanza y vida eterna.

¿Como Puede Salvarnos Jesús?

Pero, ¿Como Jesús nos puede salvar? Bien, Él estaba obligado a vencer donde Adán falló. ¿Como fue Jesús capaz de hacer esto, entendiendo que él es Dios? Pablo describe esto de la siguiente manera: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual á Dios: Sin embargo, se anonadó á sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante á los hombres; Y hallado en la condición como hombre, se humilló á sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-11). Juan lo dice de esta manera: “EN el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Jn 1:1-3, 14).
Esto es difícil de comprender; este versículo describe a Jesús como el “Verbo, Palabra”. Fue Jesús quien vino a este mundo en la carne – como un ser humano. Pablo confirma esto con las siguientes palabras: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo” (Heb. 2:14). En otra parte Pablo escribe que Dios envió “su Hijo en semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3). Para salvarnos Cristo Jesús tuvo que vencer donde Adán (hombre) había pecado. Él tuvo que ponerse a Si mismo en nuestro mismo nivel. A pesar de ser Dios, Él apareció como humano, como una persona debilitada. Solo de esta manera podía Él salvarnos. Pablo describe la misión y lucha de Jesús en estas pocas palabras: “Por lo cual, debía ser en todo semejante á los hermanos, para venir á ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo. Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer á los que son tentados.” “Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Heb. 2:17-18 y 4:15-16).
Este es el fundamento de la salvación. Jesús vivió una vida sin pecado. Poco después de Su nacimiento en un pesebre de Belem, Satanás, a través de Herodes, atentó contra Su vida (Mt. 2:7-23). Él fue tentado a pecar por el Diablo/Satanás (Mt. 4:1-11). Los Fariseos y los Escribas intentaron tentarle, y levantaron falsos cargos contra Él. Fue probado y tentado en muchas maneras. Él fue azotado, torturado, golpeado, y escupido. Pusieron una corona de espinas en Su cabeza, y finalmente le colgaron en una cruz como un malhechor, aunque no había cometido ningún crimen. Allí en la cruz del Calvario, dio Su vida por usted y por nosotros. Un poco después de haber clamado. “Consumado es”, Él murió. La victoria fue ganada. Un poco mas adelante, ellos traspasaron Su costado con una lanza, agua y sangre emanaron, como una señal de que Jesús estaba muerto. Él derramó su sangre por usted y por mi. Él murió por nosotros, para permitirnos vivir –por siempre. ¡Imagínese su amor y sacrificio propio! Él demostró que esta interesado en nosotros. ¿No demostraremos gratitud hacia Él, aceptando el regalo de la salvación?

Por Su Llaga Fuimos Sanados

Jesús tenia muchos amigos, pero también muchos enemigos. “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isa. 53: 3-5).
Pero, usted puede preguntarse: ¿Porque Jesús tuvo que pasar por todo esto?. Bien la Biblia declara, “el pecado es transgresión de la ley” y que “la paga del pecado es la muerte” (1 Juan 3:4; Rom. 6:23). Aun mas, la Biblia nos dice que “todos pecaron, y están destituidos de la Gloria de Dios” (Rom. 3:23). Así que, todos estamos en el mismo barco. Desde el principio, estamos condenados a morir, porque todos hemos pecado. Debido a nuestra condición perdida, Jesús llego a rescatarnos de nuestra destrucción eterna.

Nuestros Sentidos y la Lucha entre la Carne y el Espíritu

Aunque mucho ha sido destruido en el Planeta Tierra, todavía podemos ver mucho de la creación de Dios; una gran multitud de flores hermosas, arboles, pájaros, animales y personas. Ambos, hombres y animales fueron envestidos de exquisitos sentidos, ojos, oídos, narices, bocas y emociones. A través de ellos, podemos disfrutar las glorias de la naturaleza. Debemos de entrenar nuestros sentidos para descubrir toda la belleza de la naturaleza. Esto enriquecerá la vida.
Note, sin embargo, que tenemos un enemigo. El es llamado el Diablo y Satanás. Es él que nos tienta a hacer lo que no es correcto. Él nos tienta a través de nuestros sentidos. Él conoce que llevándonos a los deseos de la carne, nosotros pecaremos. Es por eso que él nos seduce a situaciones, donde podamos ver, oír, probar, y sentir aquello que lleva a pecar. Él nos engaña a través de nuestros sentidos para pecar. Él nos atrae para actuar en contra de las leyes de la naturaleza, y la ley de Dios.
Ya que nuestro Creador ha establecido los Diez Mandamientos (Ex. 20:3-17) como una guía para los humanos, Satanás, quien se opone a Dios, se empeña para influenciarnos a quebrantar los Mandamientos de Dios. Dios desea que nosotros cumplamos sus mandamientos, mientras que el Diablo desea lo opuesto. Esta lucha entre nuestra carne y Espíritu, se emprende cada día, cada minuto, de hecho, cada segundo. Pablo describe esto de la siguiente manera:
 “Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne. Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne: y estas cosas se oponen la una á la otra, para que no hagáis lo que quisieres. Mas si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la ley…”

La Carne y el Espíritu – Dos Fuerzas Opuestas

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, disolución, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, banquetes, y cosas semejantes á éstas: de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios…

Mas el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.
Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias. Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu.” (Gal 5:16-25).

¡El Poder que Todos Necesitamos!

Todos hemos sido creados con la habilidad de tomar nuestras propias decisiones en la vida – el libre albedrio. El centro del cerebro, el cual aloja nuestra habilidad de elegir, razonar y estimar, es superior a nuestro centro de los sentidos. Cuando nos damos cuenta de esto, y deliberadamente usamos nuestra voluntad, podemos hacer conscientemente nuestras propias decisiones, sin ser gobernados por nuestros sentidos, por otros hombres, o por ninguna circunstancia. Dios nos creo de esta manera, pero Él desea que cooperemos con Él. Es cuando entendemos la voluntad de Dios, que nosotros haremos las decisiones mas sanas en nuestras vidas. Le podemos pedir a Dios que nos ayude a elegir conforme a Su voluntad. Esto nos permite resistir las tentaciones de Satanás. Si hacemos decisiones egoístas sin preguntar acerca del consejo de Dios, frecuentemente tomaremos decisiones de las que nos arrepentiremos mas adelante. Por lo tanto, nuestra parte, es utilizar nuestra voluntad del lado de Cristo, fusionando nuestra voluntad con la de Dios.
Cuando nosotros sometemos nuestra voluntad a la de Dios, ya que Su voluntad es la mejor, el Espíritu Santo entrará de inmediato a nuestras vidas, y obrará en nosotros tanto el querer como el hacer conforme a lo que a Dios le place (Fil. 2:13). En cualquier momento que nosotros no decidamos obedecer nuestro yo/ego, sino que decidamos adherirnos a la voluntad de Dios, nos aliamos al poder que es por encima de todos los poderes. Recibimos poder de Dios que nos permite mantenernos conectados a Su poder, por lo cual podemos vivir una vida nueva – la vida de la fe.
¿Que ayuda será nuestra, en la lucha contra las tentaciones de Satanás? Ya hemos mencionado un poco acerca de esto, pero le daremos una mirada mas cercana: Mientras Jesús ascendía al cielo, El dijo: “Mas recibiréis poder del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis testigos”. 
En otro lugar, Jesús dijo: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho.” Finalmente, Jesús prometió lo siguiente: “Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará á toda verdad” (Hechos 1:8; Jn. 14:26 y 16:13). El Espíritu Santo, Persona de la Deidad, nos dará el poder de ser testigos de Jesús. El nos ayudara a entender la verdad de la Palabra de Dios, y a vivir conforme la voluntad de Dios. De esta forma nosotros recibiremos el poder para vencer las tentaciones de Satanás, que de otra forma nosotros no podríamos vencer por nuestra propia fuerza.

¿Seria Feliz Cada Uno a Su Manera?

Algunos piensan que debemos de basar nuestra fe en nuestra “corazonada”; algunos dicen “cada uno es feliz a su propia manera”. Aunque la Biblia, dice que hay “un Señor, una fe, un bautismo”  (Efe. 4:5). Jesús el Creador, dice “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi” (Jn 14:6). Por lo tanto, no somos felices a nuestra manera. Debemos preferir seguir en las pisadas de Jesús, Quien es el camino. No ande a tientas por algunos caminos conforme a su “corazonada” sino siga el camino que Él ha dejado, y ese camino lo podemos encontrar estudiando la Palabra de Dios. Muchas enseñanzas, e iglesias denominaciones están construidas sobre ciertas ideologías o ciertos versículos de la Biblia. La verdad, sin embargo, es encontrada en el estudio de la Palabra de Dios, la Biblia, y toda la verdad se agrupa alrededor de Jesús, el Salvador. Nadie mas, sino solamente el Creador nos ha dado vida, y es solo a través de Él que nosotros subsistimos (Col. 1:17). Ninguna otra persona esta en la facultad de darnos un futuro y una esperanza –que producirá vida eterna. Es solamente cuando aceptamos a Jesús por la fe, diciéndole, “si” a su ofrecimiento de gracia y salvación que nosotros podemos ser salvados. ¡Esta es la decisión que usted debe tomar ahora! Usted decide o la vida o la muerte. La Biblia declara: “Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23).
Poco antes de que Josué, el líder de Israel, muriese, le dijo a la nación que tenían que decidir escoger a quien servir, ya sea a los dioses de los Egipcios o los Amorreos, o al Señor. Entonces el dio este testimonio: “Porque yo y mi casa, serviremos al Señor” (Jos. 24:15). ¡Que cada uno de nosotros haga una clara y determinada decisión a seguir a Jesús ahora! Entonces pasaremos de muerte a vida, entonces tendremos un verdadero propósito en la vida, entonces ganaremos un futuro y una esperanza.

¡Como Librarse de la Carga mas Grande!

Decir “si” a Jesús también significa que Él nos ayudara a librarnos de la paga del pecado en nuestras vidas. Jesús vino a salvarnos del pecado (Mt. 1:21). Usted vera, mientras tengamos en nuestras vidas pecados sin confesar y sin arrepentimiento, somos esclavos del pecado. La Biblia dice: “Cualquiera que comete pecado es esclavo del pecado” (Jn. 8:34). Es como si estuviésemos atrapados con un lazo. Satanás nos controla, y no podemos ser salvos en esta condición, porque ninguna cosa inmunda entrara en el Reino de Dios (Apoc. 21:17). En esta condición caída, tenemos que orar a Dios por libertad. Solo Jesús nos puede liberar. El puede quebrantar estas cadenas de pecado, y es cuando comenzamos a arrancar las cadenas del pecado para ser liberados que la lucha realmente comienza. Mientras el Espíritu Santo despierta la consciencia de uno, progresivamente nos damos cuenta de la pecaminosidad del pecado, su poder, su maldad, su doloroso resultado, y comenzamos a verlo con repugnancia. Vamos a entender que el pecado nos ha separado de Dios, y de que somos esclavos del pecado. Lo mas fuerte que intentamos liberarnos a nosotros mismos del pecado, lo mas que percibiremos nuestra impotencia. Nuestros motivos son impuros y nuestros corazones malvados. Vemos que nuestras vidas han sido de servicio propio, y deseamos ser librados, limpios y libres. ¿Como podemos estar en conformidad con la voluntad de Dios?
Nuestra necesidad es paz – la bendición de Dios, paz y amor. Esa paz que el dinero no puede comprar; que no la podemos obtener con habilidad o sabiduría. Nunca podemos esperar obtenerla por nuestros propios esfuerzos. Sin embargo, Dios nos la ofrece como un regalo, “sin dinero y sin ningún costo” (Isa. 55:1).
Esa paz es suya, si usted solamente estira su mano y la acepta. “Venid luego, dirá JEHOVÁ, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana” (Isa. 1:18). Si esta es nuestra actitud, Jesús dice, “Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne” (Eze. 36:26).

Una Vestidura Nueva – Inmerecida

El punto es que el pecado debe ser eliminado. Debemos depositar todo el pecado en Jesús, para que Él pueda reconciliar nuestro pecado  -haciendo posible nuestra salvación. Lo podemos ilustrar en esta forma: “Y Josué estaba vestido de vestimentas viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, é intimó á los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y á él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala” (Zac. 3:3-4).
Lo opuesto también aplica: Aquellos que rehúsen confesar su culpa, que son muy orgullosos para humillarse así mismos ante el Señor, a ellos no los puede perdonar el Señor, y la paga del pecado es la muerte. El pecado debe ser expulsado antes de que podamos ser declarados justos.
En el capitulo 15 del evangelio de Lucas, Jesús cuenta tres parábolas de como Él busca aquellos que se han alejado de Dios. En la ultima parábola, Él habla acerca del hijo que pidió su herencia y al hacerlo dejo el hogar. Él despilfarró todo su dinero y finalmente termino comiendo junto a los cerdos su alimento. Si, allí dice que deseaba comer del alimento de los cerdos. Después de un tiempo, el volvió en si mismo y entendió que así no había ningún futuro para él. Decidió regresar a su padre y actuó conforme a su decisión; se levanto y se fue a su casa. Entonces el hijo, aun estando a distancia de su casa, fue visto por su padre. Se encontraba sucio y miserable, y el padre se dio cuenta de sus ropas de indigente. El padre le tuvo misericordia, corrió hacia él, lo abrazo y le beso. “Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Mas el padre dijo á sus siervos: Sacad el principal vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y zapatos en sus pies. Y traed el becerro grueso, y matadlo, y comamos, y hagamos fiesta: Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; habíase perdido, y es hallado. Y comenzaron á regocijarse” (Luc. 15:21-24). 
La vestidura en esta historia simboliza el manto de justicia de Cristo. Primero, el hijo necesitaba quitarse sus ropas sucias para entonces poder recibir las nuevas y ponérselas. De la misma manera, el pecador recibe el manto de justicia de Cristo por gracia a través de la fe, cuando se arrepiente y acepta la salvación que es en Cristo Jesús.
La pregunta ahora es: ¿Preferiremos continuar en una vida de pecado, inmoralidad y miseria – ser espiritualmente alimentados de comida para cerdos – o estrecharemos los brazos hacia Dios quien recibe a cada pecador con gozo?
¡La decisión es suya! ¡La decisión es mía! Pero nosotros necesitamos hacer una decisión, no nos hará bien solo desear dejar el “cerco de los cerdos”. ¡Debemos actuar! Debemos de “ir” a Jesús y recibir Su oferta de salvación y vida eterna.

Salvación - Condicional

Mientras nos encontramos en lo mas reñido de la batalla, vamos a memorizar unas cuantas promesas de Dios: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad” (1 Juan 1:9). “El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13). Como podemos ver, la salvación es dada con condiciones.
Jesús ha hecho todo para salvarnos, pero le pertenece a usted y a nosotros aceptar o rechazar la salvación. “Pequé contra JEHOVÁ” (2 Samuel 12:13). El luego describió este evento así: “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones á JEHOVÁ; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. (Selah.)” (Sal. 32:5). Esa es la manera en que es Jesús, Él siempre perdonara a una persona que se arrepienta, se confiese y se vuelva de sus actos pecaminosos. Una vez que se ha hecho esto, algo sucede en el interior. Pablo describe esta experiencia con estas palabras: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Su mente esta cambiada porque el Espíritu Santo ha entrado a su vida. Esta metamorfosis y fuente de poder, a través del Espíritu Santo, todos la necesitamos. ¡Que todos gustosamente aceptemos esta oferta! ¡Mas aun, de hecho hay que apurarse, debido a que la maldad se esta incrementando en el mundo, y ésta nos moldeará, al menos que nos aferremos a la mano de Dios, y comencemos nuestro caminar con Él ahora!

Perdón

Jesús dice en el “Padre Nuestro”, “y perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mt. 6:12). En la Epístola de Santiago se nos dice: “Confesaos vuestras faltas los unos a los otros, y orad los unos por los otros, para que seáis sanados” (Santiago 5:16). Esto nos demuestra que en caso de que uno de nosotros haya ofendido a su amigo o a su vecino, debe confesar su pecado a ellos, y que ellos voluntariosamente deben perdonarle. En caso de que usted haya pecado en público, usted debe confesar públicamente. El perdón final es recibido de Dios a través de Cristo Jesús. ¡Debemos de poner todos nuestros pecados en Jesús, para que Él haga expiación por nuestros pecados! Limpiar su corazón es sumamente importante, porque Jesús dijo, “Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán a Dios” (Mt. 5:8). Mas aun, Juan escribe: “No entrará en ella ninguna cosa sucia, ó que hace abominación y mentira; sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero” (Apoc. 21:27).

La Obra del Espíritu Santo

¿Como llegamos a la conclusión de que debemos de confesar nuestros pecados? El Espíritu Santo esta continuamente llamándonos a humillarnos a nosotros mismos delante de Dios (Filipenses 2:13). Esto hace imperativamente el no resistirse. Necesitamos humillarnos a nosotros mismos, rendir nuestros yos, y confesar nuestro pecado. Entonces Jesús asumirá nuestra culpa. Por la gracia a través de la fe, somos justificados sin merecerlo. El padre nos considerara justos, porque la justicia de Jesús ha sido contada o imputada a nosotros. El profeta Isaías describe este perdón de la siguiente manera: “En gran manera me gozaré en JEHOVÁ, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió de vestidos de salud, rodeóme de manto de justicia” (Is. 61:10). Pablo nos cuenta la misma experiencia: “JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 5:1). No debemos ser negligentes a esta decisión y experiencia de fe, si queremos ser salvados. “Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre” (Jn. 1:12).
Orgullo
Querido amigo, no permita que su orgullo le impida presentar todos sus pecados delante de Jesús. ¡Abrase completamente a él, no se aferre al pasado! Mejor es que confiese su pecado ahora, a que todos los salvados examinen su vida y vean sus pecados abiertos y escondidos cuando los vayan al cielo, y participen del juicio de los impíos. Entonces ellos verán los registros de los perdidos, y las razones por las cuales ellos están abajo (Apoc. 20:4). ¿Quisiera usted esto? Vea usted, que no tiene nada que perder, al depositar todos sus pecados sobre Jesús. ¡Al hacer esto tiene todo para ganar! “el que a mí viene” dice Jesús, “yo no le echo fuera” (Jn. 6:37). Ningún pecado, que de todo corazón se haya arrepentido, es tan grave para que Jesús no le pueda perdonar.
Él esta siempre dispuesto a perdonarnos. No obstante, estamos obligados a humillarnos a nosotros mismos y confesar nuestro pecado. ¡Hágalo ahora! No lo posponga! Usted puede tomar un descanso justo aquí y ahora, para hacer un recuento de su vida. Junte sus manos y exprese todo ante Jesús. Hágalo en fe, sin dudar. Usted será aliviado y perdonado –libre de las cadenas del pecado, porque “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Jn 8:36). ¡A si que simplemente hágalo, tome du decisión ahora! Una vez que lo ha hecho, Jesús dice “Mi paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy” (Jn 14:27). ¡Todos necesitamos de esta paz! El mundo no nos la puede dar, solo Jesús.

El Bautismo de Fe

Escrito esta, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). La Biblia también declara: “Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Rom. 10:17). Aunque no podemos ver a Jesús, debemos creer en Él, Quien dio origen a nuestra cronología (A.C. – D.C.). Cristo Jesús es el centro completo de la Biblia. Es solo a través de Él que nosotros podemos ser salvados. Aun cuando no le podemos ver hoy en día, Él se ha revelado ha si mismo a través de la Palabra de Dios.
Así que, “Es, pues, la fe, la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de lo que no se ve” (Heb. 11:1). Es Cristo Jesús –El único que puede salvar del pecado- debemos de creer en esto. Jesús mismo declaro: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6). Mas aun, esta escrito que “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo del cielo, dado a los hombres, en que debamos ser salvos” (Hechos 4:12). Ni Buda, ni Mahoma, ni el Papa pueden salvarnos. Ellos fueron o son personas que cometen errores. Solo el Creador, Cristo Jesús, quien vivió sin pecado, es capaz de salvar completamente a todo aquel que viene a Él en fe. ¿Cree usted esto? ¿Desea usted decidir creer en Cristo Jesús completamente, incluyendo las buenas noticias que podemos encontrar en los Diez Mandamientos, sin importar el costo? Si así es, el siguiente paso es la preparación para el bautismo.
La fe y las obras van juntas. Santiago lo aplicó de la siguiente manera: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras; muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras… Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:18 – 26).

Pablo nos dice esto de la siguiente manera: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros; pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8 – 10). Para todo aquel que acepte a Cristo Jesús como su Salvador personal, en forma natural demostrara su fe por sus obras. El Bautismo es un acto semejante de fe. 
Antes de su Bautismo, Usted Necesita Saber lo Siguiente:
La palabra “bautismo” proviene del Griego, “baptismo”, el cual era usado en la profesión del herrero. Esto significa que usted sumerge algo dentro del agua, de manera que el agua lo cubra completamente. Suponga que el herrero hacía una barra de hierro de acuerdo a un determinado modelo, y deseaba templar su barra de hierro de acuerdo con tal diseño. Él entonces lo tenia que sumergir en el agua, para que el agua la cubriera completamente. De la misma manera el candidato al bautismo es “sepultado” en el agua, mientras es cubierto completamente.
A través del bautismo, usted demuestra simbólicamente la aceptación de la muerte, entierro y resurrección de Jesús en su favor. Mas aun, el bautismo simboliza que usted entierra su carga de culpabilidad en el agua y es resucitado en novedad de vida junto con Cristo. El bautismo es también la respuesta de una buena consciencia hacia Dios, un pacto con Cristo. Las siguientes Escrituras prueban estos puntos, “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados con Él en la muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida” (Rom. 6:3-4) y “A la figura de lo cual el bautismo que ahora corresponde nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como testimonio de una buena conciencia delante de Dios) por la resurrección de Jesucristo” (1 Pedro 3:21).
Si usted, tuviese que entrar cada día de su vida, en un pacto (contrato) con una persona, sería siempre importante conocer los términos del contrato antes de firmar el acuerdo. Lo mismo aplica al acto del bautismo. Antes del bautismo, usted necesita pasar mucho tiempo en la Palabra de Dios, y en la oración, para familiarizarse con los contenidos de su trato. Mas aun, esta es una de las razones por las cuales nosotros hablamos del “bautismo de la fe” o “bautismo adulto”. Antes del bautismo, usted necesita tomar una decisión muy bien pensada –elegir que Dios le transforme- y orar por poder para seguir a Jesús en todo (1 Pedro 2:21). El bautismo debe ser una señal exterior del cambio que ha tomado lugar en su interior.

El “Bautismo” de Infantes

Como ya hemos concluido nadie debería ser bautizado sin creer. Un pequeño bebe que ha recibido unas pocas gotas de agua sobre su cabeza –esparcidas por un sacerdote- no ha sido bautizado bíblicamente. Su juicio no ha sido todavía entrenado para saber lo que es bueno y malo (Heb. 5:13-14). Todavía aun tiene que entender el mensaje de Cristo Jesús de la salvación del pecado. Así que, no puede tener una fe personal en Él. Ya que la Biblia declara, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16) y que “Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Rom. 10:17), el bautismo debe tomar lugar únicamente después de que la persona en cuestión crea en Cristo Jesús. El rociamiento de infantes por lo tanto, no es un bautismo, pero en la tradición del hombre les parece bonito. Es por eso que todos los creyentes, que han experimentado el bautismo de infantes (por aspersión), deberían de ser bautizado de la manera Bíblica.

La Confirmación

La Iglesia Católica introdujo la confirmación en el siglo 13. Es un hecho sabido, que muy pocos de los que han sido confirmados, creen en Cristo Jesús como su Salvador personal. Esto demuestra que tal ordenanza es una falla. Además, Jesús, en las palabras de despedida a Sus discípulos, dijo que habían de predicar todo lo que Él les había mandado (Mt 28:18-20), y el “bautismo” de infantes, y confirmación, no estaban incluidos en las enseñanzas de Jesús. Ambas son tradiciones no Bíblicas.

Algunos Ejemplos de Bautismo

Existen muchos ejemplos de bautismos en la Biblia. Cuando Felipe predicó al Etíope eunuco el evangelio acerca de Jesús, el eunuco le dijo a Felipe: “He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro: y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y bautizóle” (Hechos 8:26-38).
Cuando Felipe predicó el evangelio en Samaria, hubieron muchos que aceptaron el mensaje. La Biblia nos dice acerca de los resultados de la predicación de Felipe: “Mas cuando creyeron á Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12).
Poco después del Pentecostés, Pedro y el resto de los apóstoles aparecen diciendo: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús que vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Y al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Entonces Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:36-38).
Cuando Juan el Bautista apareció en el desierto, el clamaba a la gente: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados” (Mt. 3:1-6). Podemos ver que el bautismo es precedido por el reconocimiento y confesión de pecado, y la aceptación individual de la persona del mensaje acerca de Cristo Jesús como Salvador por la fe.
La Biblia dice que hay “un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5). Por lo tanto, el bautismo Bíblico es el bautismo de la fe, en el cual el creyente es enterrado en el agua y resucita para novedad de vida junto con Cristo. En caso de que usted tenga que experimentar el bautismo, usted debe seguir las pisadas de Jesús. Él fue sumergido en el rio Jordán, a pesar de que no tenia que hacerlo, pero Él lo hizo como un ejemplo para nosotros, para que podamos seguir sus pisadas (Mt. 3: 1 – 17 y 1 Pedro 2:21).
Querido amigo, la Biblia hace claro como el cristal que el bautismo de Jesús, el bautismo bíblico, el bautismo de la fe, es de gran importancia. Escrito esta: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). Una vez que hemos aceptado la fe de Jesús –el tipo de fe que Jesús tuvo- ya estamos listos para el bautismo. Santiago 4:17 dice “Así que, al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” Este es también el bautismo verdadero. Si puede decir de la Palabra de Dios que el bautismo de fe es correcto, y no ha sido bautizado con este bautismo, usted puede contactar a un predicador/pastor que proclame la fe de Jesús para que esto pueda ser llevado a acabo.

Jesús le dijo a Nicodemo algunas palabras que invitan a reflexionar: “De cierto, de cierto te digo: El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios” (Jn 3:3-6).
Mas aun, esta historia nos dice que el Espíritu Santo continuamente nos llama a decirle “si” a Jesús, y a seguirle. Jesús lo ilustra de esta manera: “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Jn. 3:8).
La obra del Espíritu Santo en el corazón humano puede ser relacionada con el viento, siendo invisible, pero los efectos son claramente notables y visibles. El poder regenerador que ninguna persona puede ver, todavía produce nueva vida en el alma; crea un Nuevo ser humano a la imagen de Dios. Dejémonos abrirnos a nosotros mismos al poder de Dios en nuestras vidas. Entonces nuestras vidas serán completamente transformadas. Entonces nosotros seremos siervos en lugar de jefes, seremos misericordiosos en lugar de incomprensibles, amaremos en lugar de odiar, seremos amigables en lugar de ser peleadores y podríamos seguir con la lista. Así es a lo que el Espíritu Santo es semejante, Él obra en nosotros el querer y el hacer conforme a la voluntad de Dios (Fil. 2:13). Querido amigo, no resista al Espíritu Santo, sino invítelo a entrar a su vida. Entonces todos notaran que algo radical, algo fantástico ha ocurrido en su vida. Esta es la manera en que nosotros nos convertimos en buenos testigos de Jesús.

La Vida en Cristo

Una vez que hemos decidido seguir a Cristo, y hemos sido bautizados en la manera Bíblica, tenemos que seguir viviendo en y con Cristo. Aquí es importante señalar, que tenemos un enemigo, Satanás, que intenta tentarnos a hacer lo que es malo. Al menos que tengamos una fuerte conexión con Cristo, cederemos a la tentación. Santiago nos dice lo siguiente respecto a esto: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando hubiere sido probado, recibirá la corona de vida, que el Señor ha prometido a los que le aman. Cuando uno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado con el mal, ni Él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído, y seducido. Y la concupiscencia, cuando ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, engendra muerte” (Santiago 1:12-15).
Al principio escribimos acerca de la lucha entre la carne y el Espíritu. La carne es parte de nosotros. Satanás nos tienta a través de nuestros sentidos, pero nosotros simplemente no tenemos que permitir que la carne nos controle. Tenemos que seguir la voz de Dios, Su consejo y dirección. Él Creador sabe que es lo mejor para Sus creaturas, y Sus Diez Mandamientos fueros designados para nuestra felicidad para con Dios y los demás. Estos Diez Mandamientos cortos los debemos aprender en nuestro corazón como han sido dados en Éxodo 20:3-17. Cuando estamos en armonía con los Mandamientos de Dios, estamos en armonía con Él, Quien los designó -para nosotros.
La lucha contra el yo es la mayor batalla que algunas vez se ha librado. Rendir el yo, decidir seguir la voluntad de Dios completamente, el estar en una verdadera humildad, y demostrar amor, amistad, y otros buenos “frutos”, es algo que no podemos cumplir completamente por nosotros mismos. Pero con el poder de Dios en nuestras vidas podemos ganar la victoria aun en esta área. La vida santa y el carácter de Cristo es un ejemplo infalible de como nosotros podemos vencer el yo. Su confianza en Su Padre celestial no tenia ataduras. Su obediencia y sumisión propia fue incondicional y completa. Él vino no para ser servido, sino para servir a otros. Él vino no para hacer Su voluntad, sino la voluntad de Aquel, Quien lo envió. En todo se sometió a Él, Quien su juicio es justo. Jesús dijo: “No puedo yo hacer nada de mí mismo” (Jn. 5:30). Dios puede y desea darle a Sus siervos toda la fuerza que ellos necesitan, así como toda la sabiduría necesaria para cada situación en la vida. Él cumplirá las expectativas mas altas de aquellos, que pongan su confianza en Él.
Ahora usaremos algunos ejemplos de la naturaleza para ilustrar el desarrollo Cristiano: Cuando usted planta una semilla en la tierra, hay un continuo crecimiento, proveyendo a la semilla de suficiente agua, calor, y sol. La germinación de la semilla ilustra el comienzo de la vida espiritual, y el desarrollo de la planta es un cuadro hermoso del crecimiento del Cristiano. La vida Cristiana corresponde a las cosas de la naturaleza: No hay vida sin desarrollo. Aun las plantas deben desarrollarse, sino mueren. Así como una planta se desarrolla sin notarse, así su vida Cristiana crece. Su vida puede ser perfecta durante cada paso de su desarrollo espiritual; y para que el plan de Dios pueda tener éxito, debemos de progresar continuamente. La santificación es una obra de toda la vida. Con cada oportunidad, obtendremos esperanza y creceremos en conocimiento. Obtendremos fortaleza para llevar responsabilidades, y maduraremos en proporción a las tareas que enfrentemos. Nosotros además debemos considerar el crecimiento Cristiano.
Así como es el caso con las plantas, usted gradualmente crece y se desarrolla. Una planta crece al absorber los nutrientes que son provistos por Dios. Echa sus raíces en la tierra. El sol resplandece sobre ella y se refresca con el roció y la lluvia. Recibe las substancias del aire dadoras de vida. De hecho así es como el Cristiano debe crecer, en cooperación con Dios. Cuando nos damos cuenta de nuestra impotencia, debemos hacer uso de cada oportunidad que tenemos a la mano para obtener una experiencia mas profunda. Como la planta fija sus raíces en la tierra, nosotros necesitamos ser fundamentados en Cristo. Como la planta recibe la luz del sol, roció y lluvia, así debemos recibir el Espíritu Santo en nuestras mentes.
La Biblia describe la niñez y adolescencia de Jesús en solo unas pocas palabras: “Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre Él… Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:40 y 52). El sabio Salomón nos da un comprensión de lo que es la sabiduría: “Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos atesorares dentro de ti, de manera que inclines tu oído a la sabiduría, y apliques tu corazón a la prudencia; Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia alzares tu voz; Si como a la plata la buscares, y la procurares como a tesoros escondidos; Entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:1-6). Jesús obtuvo Su sabiduría de la Palabra de Dios. Nosotros también deberíamos dedicar tiempo diario a buscar a Dios en oración, y en el estudio de Su Palabra. Esto incrementará nuestro conocimiento de Dios, grandemente nos ayudara en nuestras vidas Cristianas.
En la Biblia, también podemos encontrar una excelente ilustración de como ser como Cristo, de acuerdo a Sus propias palabras: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer” (Jn. 15:4-5).
Así como el pámpano no puede crecer, ni llevar fruto, si esta separado de la vid, tampoco nosotros podremos vivir una vida en Dios sin Cristo. Nosotros sabemos que la muerte es el destino del pámpano que es cortado de la vid. Lo mismo nos pasara, al menos que tengamos una continua conexión con Cristo –nuestra vida espiritual morirá. Una vez que hay muerte espiritual, faltara el poder que necesitamos para resistir la tentación o crecer en gracia y santidad. No obstante, cuando permanecemos en Cristo, floreceremos y nos sentiremos felices. Si nos nutrimos de Él, no nos marchitaremos ni estaremos sin fruto sino mas bien seremos como un árbol plantado junto a un rio fluyente. Muchos al principio aceptan la salvación en Cristo Jesús, luego intentan vivir justamente en su propia fuerza. Cualquier esfuerzo como este, como quiera, será en vano. Acabamos de leer hace algunos segundos estas palabras de la boca de Jesús: “sin mi nada podéis hacer”. Nuestro crecimiento en gracia, nuestra felicidad, y las cosas buenas que podamos hacer, todas dependen de nuestra conexión con Cristo. Es a través de nuestra intimidad con Él, cada día, cada hora, de hecho, cada segundo –permaneciendo en Él- que podemos crecer en gracia. No solamente debe Él ocupar nuestros pensamientos en la mañana, sino que todo el tiempo deberían estar con nosotros. Entonces creceremos como una semilla, eventualmente convirtiéndonos en un grano madurado, listo para la cosecha cuando Jesús regrese (Apoc. 14:13-15; 1 Timoteo 4:15-17).
Quizás se pregunte, ¿Como permaneceré en Cristo? De la misma manera en que usted le recibió. La Biblia dice, “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en Él” (Col. 2:6) “Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma” (Heb. 10:38). Usted se rindió a Jesús para pertenecer solamente a Él, para servirle y obedecerle y le aceptó como su Salvador. Usted no podía hacer reconciliación por sus pecados, o cambiar su corazón o manera de pensar, Jesús hizo esto por usted y por fe usted lo recibió. Por fe, usted se convirtió en propiedad de Cristo, y por la fe, usted va a crecer en Él, al recibir y dar. Usted debe rendirlo todo –su corazón, su voluntad, su servicio, rindiéndose a si mismo para obedecer todos Sus Mandamientos. Similarmente, debe de recibir todo en Cristo, la fuente de bendiciones. Permítale a Él vivir en su mente y ser su Fortaleza, su justicia, su Ayudador eterno, para que usted pueda recibir poder para obedecerle.

Jesús dice, “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Jn. 14:15). Juan, el discípulo amado, lo presenta de esta manera: “En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. Porque éste es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:2-3). Muchos dicen que esto es “la esclavitud de la ley” o legalismo. Sin embargo, esta es una enseñanza Bíblica. Si nosotros desesperadamente -en nuestra propia fuerza- nos empeñamos en guardar los Mandamientos de Dios, bien, eso es esclavitud de la ley, o legalismo. Ahora, cuando entendemos lo que Jesús ha hecho para salvarnos, nosotros vamos a desear conformarnos a los sencillos Diez Mandamientos, los cuales Dios designo para asegurarnos una perfecta relación con nuestros semejantes y con Dios. No somos capaces de guardarlos por nuestras propias fuerzas, pero una vez que el Espíritu Santo ha venido a nuestras vidas, entonces nosotros tenemos todo el poder que se requiere para guardar todos Sus Mandamientos, como fueron dados en Éxodo 20:3-17. ¿Cree usted esto?
¿Cree usted que Jesús es mas poderoso que Satanás? ¿Cree usted que cuando Jesús dice, “Todo poder me es dado en el cielo y en la tierra” (Mt. 28:18), Él nos dará de ese poder? Poco antes de ascender al cielo, Jesús les dijo a Sus discípulos “pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y me seréis testigos, a la vez, en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Pablo lo dice de esta forma: “No os ha tomado tentación, sino humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar; sino que con la tentación dará también la salida, para que podáis resistir” (1 Corintios 10:13). Pedro y los apóstoles dicen: “Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen” (Hechos 5:32). En el Sermón del Monte Jesús anunció: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (Mt. 7:21). Aun mas: “y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser autor de eterna salvación a todos los que le obedecen” (Hebreos 5:9). Estos textos nos dicen que Dios ha prometido el Espíritu Santo para todos aquellos que le obedecen y hacen Su voluntad, ¡y es Dios Quien decide a quien Él le dará Su Espíritu Santo! ¡Imagínese la fuente de poder disponible para aquellos que cooperan con Dios!
En el día del Pentecostés, los discípulos experimentaron una extraordinaria medida del Espíritu Santo. Ellos proclamaron el Evangelio con gran poder y la obra de Dios avanzó poderosamente. En estos últimos días, el pueblo de Dios, nuevamente recibirá el Espíritu Santo en gran medida. Entonces la proclamación del mensaje de los Tres Ángeles, especialmente el tercero (Apoc 14:12), será acompañado por el mensaje de SALID DE BABILONIA (Apoc. 18:4). Es ahora que debemos de prepararnos para recibir la “lluvia tardía” del Espíritu Santo. Es ahora que debemos de humillarnos a nosotros mismos delante de Dios, reconociendo nuestros pecados, poniéndonos completamente al lado de Jesús a fin de que podamos recibir esta bendición especial y tener parte en el cierre final. Si no elegimos seguir a Jesús enteramente y completamente, el Espíritu Santo descenderá sobre los que nos rodean pero no en nosotros.
Anteriormente, vimos que Jesús es justo, y que todo aquel que acepte a Cristo Jesús como su Salvador por la fe, será contado por justo debido a Él. Sin embargo, vimos que –con el poder del Espíritu Santo- haremos justicia. Ahora vamos a leer algunos versículos mas de la Escritura con respecto a esto. Pablo escribió esto así: “sino que en toda nación, del que le teme y hace justicia, Él se agrada” (Hechos 10:35). Además, en la Biblia, Pablo reitera esta verdad: “Porque no son los oidores de la ley los justos para con Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados” (Rom. 2:13). Juan escribió lo siguiente: “Si sabéis que Él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de Él” (1 Juan 2:29). Unos versos mas sobre esto: “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia, es justo, como también Él es justo” (1 Juan 3:7). Además: “Todo aquel que es nacido de Dios, no peca, porque su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3:9). Jesús le dijo a Nicodemo: “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn. 3:5).
Es el Espíritu Santo, quien nos ayuda a vivir vidas Justas, y no tenemos nada que jactarnos de nosotros mismos. ¡A Dios sea la Gloria por toda esta ayuda! Ahora, no podemos entrar al Reino de Dios sin recibir la justicia de Jesús, inmerecidamente por gracia a través de la fe. El resultado de aceptar la justicia de Jesús es que el Espíritu Santo viene y mora en nuestro interior, y que Él nos asiste a hacer justicia, El nos ayuda a guardar los Mandamientos de Dios. Uno de los últimos versículos de la Biblia declara: “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para tener derecho al árbol de la vida, y poder entrar por las puertas en la ciudad” (Apoc. 22:14).

Estos versículos hablan por si mismos. Su fe se reflejara en sus acciones. Respecto a esto, Santiago escribió: “Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26).

Los siguiente se dice de los salvos en los últimos días antes de que Jesús regrese: “Éstos son los que han salido de gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero (Cristo) (Apoc. 7:14). Y se agrega: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han venido las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es la justicia de los santos” (Apoc. 19:8).

Cuando Juan predicó acerca de la conversión y el bautismo, el le dijo a aquellos que creían que poseían grande sabiduría de Dios: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mt. 3:8). Jesús no solo quiere que seamos oidores de la Palabra, sino también hacedores (Santiago 1:22). Debido a el Espíritu Santo en nuestras vidas, recibiremos poder para ser amorosos, amistosos, corteses, serviciales, agradecidos, etc. El fruto del Espíritu vendrá a nuestras vidas y moldeará nuestros caracteres de acuerdo a la vida de Jesús. Nosotros le reflejaremos a Él mas y mas en carácter. Entonces caminaremos junto al camino de la santidad, y Jesús nos ha dado ejemplo para que lo sigamos (1 Pedro 2:21).
Cristo demanda todo de nosotros, pero en Su Poder, gradualmente podemos ser mas como Él. Podemos ser perfecto en nuestra esfera, y todavía habrá allí lugar para el crecimiento (Mt. 5:48). Pedro dice esto así: “Como hijos obedientes, no os conforméis a las concupiscencias que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino que, así como Aquél que os llamó es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:14 -16).
Poco después de que el pueblo de Israel entro a la Tierra Prometida, la tierra de Canaán, Josué se dirigió a la nación: “Santificaos, porque mañana Jehová hará maravillas entre vosotros” (Josué 3:5). Las Señales de los tiempos anuncian muy claramente que Cristo Jesús, el Salvador del mundo, muy pronto vendrá nuevamente. Nos encontramos en la frontera hacia la Canaán celestial, e igualmente se requiere urgentemente que nos santifiquemos a nosotros mismos, porque vamos a encontrarnos con el Señor de Señores y el Rey de Reyes. Nosotros no podemos santificarnos a nosotros mismos. Sin embargo, al entregarnos a nosotros mismos diariamente a Dios, y con el Espíritu Santo obrando en nosotros y habilitándonos para vivir conforme a la voluntad de Dios –entonces seremos santificados ante el Señor. Muy claramente, tenemos que estar limpios de corazón para ver a Dios. Pedro escribe: “Pero nosotros esperamos según su promesa, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de Él en paz, sin mácula y sin reprensión” (2 Pedro 3:13-14). En Su Sermón del Monte, Jesús dice: “Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios” (Mt. 5:8).

Sin embargo, antes de que Jesús regrese, tenemos que pasar por una batalla. Obviamente, nos encontramos en Guerra, combatiendo en una Guerra espiritual. Es una guerra entre la carne y el Espíritu, entre Satanás y Dios. Psicológicamente y espiritualmente es una guerra donde la lucha se hace evidente. La Biblia describe esta confrontación así:
1. “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y trayendo cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” (2 Corintios 10:3-5).
2. “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo; porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra malicias espirituales en las alturas. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la coraza de justicia; y calzados vuestros pies con el apresto del evangelio de paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno; y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios 6:11-18).
3. “Entonces el dragón se enfureció contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el remanente de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc. 12:17). (El termino “la mujer” representa aquí un símbolo del pueblo de Dios/Su congregación/los seguidores de Jesús. 2 Corintios 11:2).
4. Las características de los seguidores de Dios –quienes, como todos los demás- serán instados a aceptar “la marca de la bestia”- en el fin del tiempo, es esta: “Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12).
5. En el ultimo libro de la Biblia, Apocalipsis, Juan vio en visión la multitud victoriosa, aquellos que vivieron justo antes del regreso de Jesús. Ellos ahora estaban reunidos en el Reino de Dios. Ellos habían peleado y ganado la victoria sobre la bestia, la imagen de la bestia, la marca de la bestia y el numero de la bestia. Dice así: “Y vi como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia, y sobre su imagen, y sobre su marca, y sobre el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios” (Apoc. 15:2).

6. La Biblia describe las características, de la multitud victoriosa del fin, de la siguiente manera: “Y miré, y he aquí un Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y oí una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas. Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron redimidos de entre los de la tierra. Éstos son los que no fueron contaminados con mujeres; porque son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que Él va. Éstos fueron redimidos de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero. Y en sus bocas no fue hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios” (Apoc. 14:1-5).
Muy claramente, entonces, un restante del remanente del pueblo de Dios será salvado (Isaías 10:20-22; Miqueas 2:12; Apoc. 12:17; Rom. 11:5 y Rom. 9:27). Por lo tanto, la Biblia dice que son ellos los que triunfaran, aquellos que guardan los Mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús (Apoc. 14:12). Así que la pregunta escudriñadora del corazón para usted es: ¿Guardará usted los mandamientos y la fe de Jesús –con la gracia y ayuda de Dios? La salvación es un asunto personal. Seremos salvados o perdidos como individuos, no como uniones/iglesias. Al menos que usted le haya dado su vida completamente a Jesús ahora, la invitación de Jesús dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como también yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apoc. 3:20-21). Jesús ha vencido. Nosotros también seremos victoriosos, al aceptar la salvación que Él ha logrado por nosotros. ¡Decídase a aceptar esta oferta ahora! ¡Ahora es el día de gracia, el día de salvación! Nosotros no sabemos lo que nos puede pasar mañana. ¡Ahora es el día de salvación! Lo mas fuerte y tarde que resistamos la amante invitación de Jesús de ser liberados de las cadenas del pecado, lo mas indiferente que seremos para decidir permanecer del lado de Cristo. Así que, esta es la invitación urgente de Pablo para usted: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y sé bautizado; y lava tus pecados invocando el nombre del Señor” (Hechos 22:16).

La ultima batalla espiritual también es descrita como el Armagedón. El libro de Apocalipsis describe claramente los respectivos combatientes: Todos los poderes corruptos de la tierra –descritos como el dragón, la bestia y el falso profeta- estarna de un lado, y Cristo –junto con aquellos que llevan la vestidura de justicia de Cristo- estarán en el otro lado (Apoc. 16:12-16). Podemos encontrar la misma ilustración en el próximo capitulo. Allí, todos los poderes corruptos de la tierra, que se oponen a los Diez Mandamientos de Dios, como se encuentran en Éxodo 20:3-17, pelearán contra Cristo y aquellos que estén con Él (Apoc. 17:14).
Que usted y nosotros nos encontremos entre aquellos que fielmente siguen al Cordero (Cristo) dondequiera que va. Esto significa que nosotros, juntos con los salvados de todas las edades, pronto experimentaremos a Cristo Jesús, el Salvador del mundo, viniendo en las nubes de los cielos (Jn. 14:1-3; Apoc. 1:7; 1 Tesalonicenses 4:15-17 y 1 Corintios 15:51-54). Entonces levantaremos nuestras manos hacia el Salvador, y exclamaremos “He aquí Éste es nuestro Dios, en Él hemos esperado, y Él nos salvará; Éste es Jehová; en Él hemos esperado, estaremos alegres y nos regocijaremos en su salvación” (Isaías 25:9).

¡Sea un Testigo Activo!

Una vez que hemos comprendido lo que Jesús ya ha realizado para salvarnos, y hemos experimentado la vida rica en Cristo, desearemos compartir nuestra felicidad y las buenas noticias con otros. Ningún Cristianismo verdadero nos puede mantener quietos con respecto a esto. La mas urgente invitación viene de nuestro Jefe mismo, Cristo Jesús: “Y Jesús vino y les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:18-20). Nosotros somos fuertemente instados a presentar el mensaje de salvación con todos aquellos con que nos encontremos. Jesús, El mismo, la Luz del mundo (Jn 8:12), ilustra este punto: “Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende un candil y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo” (Mt. 5:14-16).
Ya que estamos viviendo en el fin del tiempo, tenemos un mensaje especial para la gente; encontramos este mensaje en Apocalipsis 14, versículos 6-12, y en el capitulo 18, versículo cuatro. Es un mensaje de salvación y advertencia el cual debe ser proclamado a todas las naciones y personas. Un mensaje para nuestro tiempo. Dios se asegurará que este mensaje llegue y sea llevado, y muchos que han sido cautivados por el amor de Jesús están muy ocupados dando este mensaje a todo al mundo a través de la radio, televisión, videos, faxes, correos electrónicos (e-mail), en el internet, a través de mensajes de texto cortos, CD’s, casetes de audio, libros, panfletos y boletines, evangelismo en las calles, como también en reuniones formales. Un movimiento se esta avanzando, y nadie puede detenerlo. Usted solo tiene que asegurarse de unirse a el, ya que es estimulante y enriquecedor trabajar para el Señor. Mas aun, Dios dará su Espíritu Santo a aquellos que le obedecen (Hechos 5:32). De acuerdo a la Biblia, la obra se terminara rápidamente (Rom. 9:28), como los dolores de parto que prontamente afectan a la mujer en cinta (1 Tesalonicenses 5:3). Hemos alcanzado una etapa donde hemos experimentado que la obra esta siendo rápidamente completada, justo delante de nuestros ojos. Sin embargo, no debemos de olvidar acerca de las personas ordinarias, que jugaran el rol mas importante. Ellos son aquellos que están visitando de casa en casa, o conduciendo reuniones en casas y dando presentaciones donde los medios de comunicación no pueden llegar. Que usted pueda ser uno de los que participen en dar el ultimo mensaje de gracia y advertencia a otros. Es ahora en que tenemos que activarnos. Muestre que se preocupa por los demás. Muestre que hará su “pedacito” para ayudar a otros a escapar del reino de las tinieblas, hacia la esperanza, a un futuro, a la vida eterna. ¡Que Dios vaya con usted!

En la bienaventurada esperaza,
Bente y Abel Strucksnaes

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